Los días en los que el vino solo podía tomarse de una botella quedaron atrás. Desde hace varios años, las marcas han apostado por nuevos formatos para volverlo más atractivo, sin que eso signifique sacrificar calidad ni sabor. Hoy te cuento sobre el vino mexicano en lata, en bolsa (bag in box) o envases de Tetra Pak que vale la pena probar.
Vino sin botella: la revolución del vino mexicano en lata y otros formatos

Así que la próxima vez que veas una lata de vino o una caja con grifo, no la subestimes: podría ser el vino más fresco y consciente que hayas probado. / Foto: Shutterstock
Esta tendencia en formatos, que empezó a ganar fuerza en Europa y Estados Unidos, llegó con todo a México, impulsada por consumidores jóvenes que buscan practicidad, sostenibilidad y precios accesibles. ¿Las razones? Cambio de hábitos y conciencia ambiental. Cada vez hay más consumidores que no les interesa tanto el ritual del descorche como disfrutar un vino sin complicaciones. Además, los nuevos formatos reducen costos logísticos y permiten precios más justos sin perder calidad.
Según la consultora Wine Intelligence, el consumo de vino en envases alternativos creció más del 20% anual en América del Norte desde 2022, y México no se queda atrás: cada vez más vinícolas nacionales experimentan con estos formatos para conectar con un público joven y urbano.
¿Es bueno el vino mexicano en lata?

Si algo define al vino en lata es su practicidad, ya que guardarlas y transportarlas es mucho más fácil que lidiar con botellas de vidrio. Además, el aluminio tiene una ventaja técnica: es un excelente conductor de temperatura, lo que permite que el vino se enfríe más rápido y de manera uniforme, una cualidad perfecta para disfrutar vinos jóvenes, blancos o rosados.
Pero la comodidad no se queda ahí. Una de las grandes ventajas del vino en lata está en su formato individual. A diferencia de una botella tradicional, que una vez abierta hay que consumir pronto para que no pierda sus cualidades, cada lata equivale aproximadamente a dos copas de vino, la porción justa para disfrutar sin desperdiciar. Y si estás en una comida con amigos o una cita, cada persona puede elegir el tipo de vino que prefiera, sin necesidad de ponerse de acuerdo en una sola botella.
Además de ser práctico, este formato tiene un impacto ambiental positivo, pues la producción de latas genera una huella de carbono hasta 40% menor que la fabricación de botellas de vidrio. El aluminio, en su mayoría, incluye material reciclado y altamente reciclable, lo que facilita su reincorporación al ciclo productivo. Incluso, quienes trabajan en la recolección de materiales reciclables prefieren este tipo de envases, ya que pesan menos y ofrecen mayor valor económico al reciclarse.
En México, ya se pueden encontrar etiquetas nacionales como el Rosé de Monte Xanic o el Rosadito, que fue el primer vino mexicano en lata del país.
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¿Qué es el vino bag in box?

El bag in box (literalmente “bolsa en caja”) es un envase con una bolsa plástica sellada con un dispensador que se guarda dentro de una caja de cartón. Aunque no es nuevo, ha resurgido como una opción inteligente para el consumo cotidiano por sus ventajas, entre las que se encuentran:
- Conservación prolongada: el vino se mantiene fresco por semanas una vez abierto
- Económico y ecológico: menos peso y menos residuos que una botella.
- Ideal para el hogar o restaurantes: práctico para servir por copa sin desperdicio.
- Gran capacidad: suelen venir en presentaciones de 3 o 5 litros.
En países como Francia o Australia, el bag in box representa más del 40% del vino que se consume en casa, y México empieza a seguir el ejemplo con marcas que apuestan por envases inteligentes y sin pretensiones, como el Bagnum de Puoya Wines, con un blend de uvas mexicanas en versión tinta o blanca.
¿Qué pasa con el vino en envases de Tetra Pak?
Aunque suele asociarse con propuestas económicas, el vino en envases de Tetra Pak está encontrando una nueva oportunidad gracias a la preocupación por el medio ambiente. Su estructura multicapa protege el vino del oxígeno y la luz, y además reduce hasta 80% la huella de carbono comparado con una botella de vidrio. Al igual que los otros formatos, tiene varias ventajas, como que es súper ligero y fácil de transportar; se recicla y reduce emisiones de transporte; es perfecto para consumo diario o casual; y es más accesible, sin sacrificar calidad básica.
Cada vez más vinícolas pequeñas y cooperativas en América Latina están optando por este formato para llegar a un público más amplio.
El vino mexicano está perdiendo el miedo a reinventarse. Ya no se trata de corchos ni etiquetas, sino de cómo, cuándo y con quién lo compartes. Así que la próxima vez que veas un vino mexicano en lata o una caja con grifo, no la subestimes: podría ser el vino más fresco y consciente que hayas probado.
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