La Roma Norte acaba de dar la bienvenida a un proyecto que promete estar en boca de toda la Ciudad de México, literal. Se llama Axolao y, aunque es difícil definirlo, porque algunos podrían decir que es taquería peruana o un “huarique” mexa, algo es seguro: no es uno más de los restaurantes de comida peruana en CDMX; es un proyecto que se rehúsa a ser encasillado, porque su esencia es mestiza y encuentra en la cocina una forma de conectar Perú y México desde sus coincidencias históricas, sus ingredientes y su vibra desenfadada. Acá te cuento todo lo que vas a probar en este lugar.
Axolao no es solo comida peruana en CDMX, es una propuesta creativa con el maíz como hilo conductor

Axolao no nació de un día para otro. El proyecto maduró durante meses en la Ciudad de México entre pop-ups, colaboraciones, pruebas infinitas, exploraciones y una enorme dosis de creatividad. Al frente se encuentra el chef peruano Enrique Paredes, un cocinero conocido por una frase que le define la vida: cocina con libertad, una que lo ha acompañado desde Barra Khuda en Lima, hasta Amazo, en Brasil, y hoy en Axolao.
Este proyecto combina rigor técnico con espíritu callejero y sensibilidad peruana con ADN mexicano. La carta, aunque corta, es contundente. En ella encuentras tacos y tostadas que juegan con el guiso tradicional peruano y la estructura del taco mexicano.

En mi visita pude probar la croqueta pepián, con crema verde de elote y mayo chipotle. La tostada acevicahda, con pesca del día con leche de tigre, aguacate tatemado y salsa macha. El taquito silvestre con palomitas y hongos de temporada (sí, leíste bien). Obvio no pude perdonar la chicha, esta bebida tradicional fermentada hecha con maíz morado que, si se me permite la comparación, me recuerda al agua de jamaica tan clásica de nuestro país.
Axolao muestra que más que fusiones, son interpretaciones respetuosas que parten de entender que ambos países comparten ingredientes, técnicas y formas de comer que llevan siglos encontrándose.
La apertura de Axolao marca un nuevo capítulo en la conversación gastronómica entre México y Perú. No pretende ser un restaurante peruano-mexicano más, ni una moda pasajera. Su propuesta se sostiene en algo más profundo: comprender que la cocina latinoamericana puede dialogar, intercambiar, reinterpretarse y emocionarnos sin perder identidad.
Ubicación: Tonalá 91, Roma Norte, Ciudad de México
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